miércoles, 1 de febrero de 2017

Tierna inocencia
















' Muchas veces basta una palabra, una mirada, para llenar el corazón de un niño." - Madre Teresa


   Un mundo más humano, es una humanidad moralmente más próxima a la infancia y su derecho a la paz y a la felicidad, a poder tener constructivas experiencias de apreciación bajo la protección de seres humanos sensibles, cooperantes con ese ideal, en cualquier lugar del planeta. Consideremos algunos criterios a aplicarse para que exista una comunicación más cálida, en beneficio de esos tiernos inocentes, cuya mayor alegría es verlos crecer con cariño y valores.

  - Tratarlos con ternura: Los niños son seres muy sensibles, a quienes todo les afecta. Por eso la comunicación dirigida hacia ellos debe ser tanto en su tono como en su contenido de gran calor humano, con el fin de que coexistan y se desarrollen en un estado emocional armónico. Sentirse bien, en calma, los ayuda a adquirir hábitos para su crecimiento, configurando desde ese estado sus personalidades.

  - Proporcionarles un contexto: Es fundamental concederles un sano espacio de interacción, en el cual se les permita expresar sus talentos en medio de una intención constructiva de ser para hacer felices a los demás como parte de su comunidad, partiendo siempre de los que ellos mismos pueden crear. 

  - Cooperar con aprendizajes exitosos: Todo niño tiene su propio potencial, sin embargo, es la calidad de los procesos socioculturales en el cual está inmerso lo que va a permitirle cambios significativos. Al respecto, el pensamiento de Lev Vygotsky (*) nos enseña que los infantes aprenden a partir de interacciones guiadas en las cuales con cuidado van gradualmente adquiriendo nuevas destrezas, facilitados por el nutricio andamiaje de su guía, quien los conduce amorosamente a la Zona de Desarrollo Próximo, alcanzando felizmente los objetivos deseados. Este enfoque social-contextual nos lleva a la reflexión acerca de la importancia de valorar los componentes sociales, culturales e históricos a ser considerados relevantes como metas de aprendizaje en la niñez, a fin de fomentar valores universales como el amor, la paz, el altruismo, la cultura, la fraternidad, entre otros.

  - Valorar su talentos: Los padres, representantes o cuidadores debemos ayudar a que el niño pueda conocer sus capacidades, procurando que asimismo adquiera hábitos vinculados al desarrollo de esos talentos; es necesario que le tome afecto a sus propios dones, sin compararse con los otros niños. Eso es muy importante. 

  - Defender sus derechos: Reconocer su sagrado derecho al respeto por su integridad, a vivir en un ambiente pacífico, a estudiar, a soñar.

  - Inculcarles el amor a Dios: Tener presente desde la infancia el amor al Creador permite el cultivo de la humildad, la bondad, la caridad, en fin, las virtudes que le dan sentido ético a esta existencia desde una orientación espiritual.

Duinka Leal
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(*)  Lev Semiónovich Vygotsky ( 17 de noviembre de 1896, Orsha, Bielorrusia - 11 de junio de 1934, Moscú, Rusia Psicólogo ruso, fundador de la Psicología Histórico Cultural. Imagen: Alexander Averin.