" Bienaventurado el hombre que teme a Jehová,
y en sus mandamientos se deleita en gran manera."
Salmo 112: 1
Fiel a su palabra, medita en ella regularmente; nutre y renueva con paciencia su espíritu adquiriendo las cualidades que agradan a Aquel que nos enseña para nuestro beneficio. De allí forma su nuevo carácter: ama la bondad, rechaza la maldad, " su corazón está firme y confiado " ( Salmo 112:7 ); es compasivo con los necesitados, haciendo de la justicia su más alto baluarte. Así es el hombre que teme a Jah.
Bajo esta comprensión, es el bienaventurado para el Magnífico Hacedor, su persona de confianza ya que coopera con El en su Plan de Salvación. Gracias a esto le ha prometido la bendición de una próspera descendencia, armonía espiritual, la justa aprobación de quien hace su voluntad marcando referencia y deferencia en el recuerdo de sus semejantes; pasará todas las pruebas por contar con su eterno auxilio. Así como el final de toda existencia oprobiosa, lejos de los principios del Creador es la destrucción, el devenir de sus fieles es la paz, el radiante brillo de la luz del día y la bienaventuranza.
Duinka Leal
