" Está mi alma apegada a ti..."
Salmo 63:8
En un desierto espiritual nos encontramos cuando experimentamos sentimientos de honda soledad ante situaciones que deprimen nuestros espíritus; pareciera que la vida nos ha cambiado, oscureciéndose todo hasta quedar sin energía para nada.
Bajo estas condiciones, lo único que puede mitigar nuestro ánimo entristecido es la compañía de Dios, de nadie más. Quizás una muy dura alteración nos haya hecho tambalear; aunque jamás podrá dejarnos completamente derrumbados, porque confiamos absolutamente en Quien convierte los desiertos en jardínes por su cualidad perfeccionadora de experiencias.
De modo que, imitemos al salmista cuando aún apesadumbrado promete alabarle ya que, sin duda, vendrá en su auxilio y le traerá felicidad. No olvidemos nunca que para El no hay espacio ni tiempo en el cual no exista posibilidad alguna para renacer o florecer, ante todo reafirmemos "Tu diestra me ha sostenido" (Salmo 63: 8).
Duinka Leal
