" De tu presencia
proceda mi vindicación;
vean tus ojos la rectitud."
" Guárdame como a la
niña de tus ojos..."
Salmo 17: 2, 8
Al Dios de Jacob en ocasiones nos dirigimos contrariados cuando las circunstancias pesan sobre nosotros, como quien acude a la atención del verdadero Restaurador de nuestras vidas desde la posición de un hijo que desea salga a su encuentro para agradecerle su recuperación.
Ciertamente, significa el Amado Señor un especial abrazo protector del alma de aquellos fieles a sus preceptos, cuya fe absoluta les permite calmados esperar con confianza el feliz momento de su arribo.
Duinka Leal