"Alaba, oh alma mía,
a Jehová.
Alabaré a Jehová en mi vida;
cantaré salmos mientras viva."
Salmo 146: 1 - 2
El salmo 146 es una promesa de perenne alabanza a Jehová desde la adoración salmista. El texto nos recuerda a no transferir a los poderes terrenales la exclusiva confianza que debemos reconocer en Dios. Lo humano es temporal, el Señor es eterno.
De igual forma considera bendita la persona que tiene al Soberano del universo a su favor, ya que es tener de su lado a quien por ser el Amador de la justicia consuela a los que sufren, comparte su alimento con los necesitados, libera a los retenidos, sana a los enfermos, auxilia al extranjero, reanima al desvalido, asiste a los huérfanos y a las viudas, y reprende a los malvados.
Alabemos con salmos a Yavé por sus trascendentes cualidades. Verdaderamente El se deleita en la bondad, en la equidad, deseando un orden justo para la tierra. Glorifiquemos salmodiando su reino que es eterno, aleluya: "Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios..." (Salmo 146: 5).
Duinka Leal