"¿ Quién subirá al monte de Jehová ?
¿ Y quién estará en su lugar santo ?
El limpio de manos y puro de corazón;
el que no ha elevado su alma a cosas vanas,
ni jurado con engaño.
El recibirá bendición de Jehová,
y justicia del Dios de salvación. "
Salmo 24: 3 - 5
Dios, Creador del universo y de todo aquello que lo contiene es quien señorea su creación desde su génesis, guiándola perpetuamente hasta cumplir su propósito: alcanzar la plenitud de su reino celestial.
Estar a su lado recibiendo la sublime bendición de su salvación es su promesa para la humanidad que procura ser y hacer el bien; que honra la paz, la vida, el amor; que busca la pureza, la nobleza de espíritu en pensamientos, sentimientos y acciones; que tiende a favorecer lo elevado y lo verdadero en oposición a lo falso y fútil.
En este sentido, quien pretende con firmeza la cercanía de Jehová, el " Dios de Jacob " ( Salmo 24: 6 ), es apreciado por El. Jacob, descendiente de Abrahán, fue uno de los principales patriarcas de la nación de Israel, raíz de sus originarias doce tribus. Fiel a Jehová, obediente a su padre Isaac de quien recibió la bendición de la primogenitura, era un gran ser humano de carácter tranquilo, armónico, dedicado al pastoreo, al ganado y al amor a Dios. Por eso fue inmensamente bendecido con la paz de la posesión de la tierra, la prosperidad y la expansión familiar en sus territorios. Siempre tuvo expresiones de gratitud y alabanza al Todopoderoso por haber recibido hermosas bendiciones a lo largo de su vida.
Por eso aprendamos del salmista su exaltación moral a Dios, " Rey de gloria " ( Salmo 24: 7 ), Jehová, origen de cada don perfecto. En sus tiempos, el rey David pudo afrontar victoriosamente experiencias de relevancia bajo la inspiración de sus hermosos Salmos, textos sagrados llenos de sabiduría, fortaleza o devoción en los cuales encontramos el refugio, la guía y la atención misericordiosa de Jehová, amoroso benefactor de su pueblo para siempre.
Duinka Leal
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