sábado, 16 de octubre de 2021

Ante la luz de nuestras almas


 " Alegra a tu siervo

cuando a ti levanto mi alma."

Salmo 86: 4


  En momentos sumidos en la aflicción, cuando lo abrumador de las experiencias que a veces pasan nos dejan internamente inmovilizados, el acto de súplica al Señor de la Creación es el único camino que nos queda para salir de nuestra propia impotencia.

  Esa circunstancia que particularmente nos agobia puede llevar a arrodillarnos ante Aquel que es la luz de nuestras almas para rogar su protección, piedad o misericordia. Como sus siervos le pedimos que nos dé de su alegría con el deseo de afirmar nuestra fe, al querer únicamente por El ver superada la angustiosa situación.

  Allí aparece Dios, lo más grande ante sus orantes; se manifiesta de manera receptiva a su clamor, perdonadora y clemente ante aquello que nos abate, anticipando una acción liberadora frente a otra posterior que podría ser peor. De este modo iluminador nos demuestra su existencia, ayudando, consolando a sus hijos al mismo tiempo que alecciona a quienes carecen de confianza en El para que se tema su nombre.

  Por eso al final lo adoramos con expresiones de alabanza, sabido que desde su amoroso espíritu de remisión nos ha respondido.

 

Duinka Leal



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