Amado Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz, quien desde los cielos tienes el poder de calmar las tempestades, te pedimos en este momento que cubras con tus benditas manos al Medio Oriente, región del mundo afectada por severos conflictos militares los cuales afectan sensiblemente a los pobladores de Palestina, Israel, Irán, el Líbano, Siria, Irak y Yemen, entre los principales países que sufren una continuada confrontación cada vez más agravada.
Desde tu amor compasivo, por favor disipa las nubes grises que impiden brille el sol de tu paz. Permite la gracia de ver avances en los diálogos pacificadores que pretenden auxiliar a los niños, sus mamás, las mujeres embarazadas, los ancianitos y demás ciudadanos quienes lamentablemente han perdido su espacio, su tiempo y sus contextos para la supervivencia por causa de la guerra. Concédeles desde tu sagrada influencia la bendición de recibir en abundancia, tanto alimentos como artículos y bienes de primera necesidad, por medio de la activación de amplios y seguros corredores humanitarios. Favorece la liberación de los sufridos capturados rehenes pertenecientes a las partes inmersas en esta terrible situación bélica.
Bendice las iniciativas estatales que aspiran consolidar sólidos acuerdos de paz para cancelar con éxito estos duros escenarios de exterminio. Ilumina con tu sabiduría transformadora al personal diplomático destinado a lograr tan trascendente misión; acompaña con tu luz restauradora a las diferentes autoridades de gobierno corresponsables del término definitivo de esta triste experiencia que altera la vida de miles de personas; haz de los Periodistas o Comunicadores Sociales talentosos guías de la opinión pública internacional a fin de que contribuyan de un modo fructífero al necesario cierre de este doloroso ciclo.
Protege Señor los espacios sagrados del Cristianismo, el Islamismo y el Judaísmo que se encuentran en estos lugares geográficos. Que cada iglesia, casa de oración, mezquita o sinagoga sea rodeada por ángeles protectores que impidan toda forma de destrucción. La Tierra Santa, Santa es. Impide con tu mirada de amor cualquier agresión por tierra, aire o mar dirigida a estos estimados pueblos árabes, hebreos y persas.
Te agradecemos hagas fecundos todos los esfuerzos de paz orientados al cese de hostilidades hacia los benditos suelos del patriarca Abraham, sagrado ser de quien emergen nuestras religiones, único alimento espiritual fortalecedor de nuestras almas especialmente en cada estado de aflicción.
Hijo del Altísimo, a tu presencia acudimos fervorosamente. Sea el Medio Oriente bendecido con la intercesión de tu especial paz, gracia celestial requerida desde este acto de oración ante el Padre eterno, Dios del universo. Amén.
Duinka Leal
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