Es María, la Madre del Señor. Un bendito ser lleno de la Gracia del Espíritu Santo, sagrado vientre destinado a darle vida a Cristo Redentor, el Salvador de los cristianos, el Unigénito Hijo del Dios Padre celestial...
En la virgen María se refugian todas las almas que desde su presencia desean ante todo imitar a Jesús. Ella lo tuvo en sus brazos en todas las etapas de su vida. Con su infinita ternura alegre lo sostenía siendo un bebito; dándole su mano de niño caminó con él hacia la sinagoga o al mercado; durante su ministerio lo recibía abrazándolo sonriente cuando retornaba al hogar materno; en su agonía en la cruz con sus manos lo lloraba, lo trataba de ayudar tocándolo mientras expiraba agonizante; entre sus brazos recibió su cuerpo ya fallecido, luego de su inclemente crucifixión...
María, sin duda, fue el nexo humano más unido a Jesucristo. Su fiel compañía, su silenciosa atención, su obediente oveja, su amada eterna Madre, la extraordinaria persona quien compartió con Cristo en privado y en público tanto sus más dulces momentos como sus más estremecedoras circunstancias de dolor y trascendencia, al ser testigo de su gloriosa resurrección y ascención al cielo...
Por eso es María muy venerada y admirada. Haber sido elegida para ser la mamá de Jesús de Nazareth fue un mensaje de Dios a la humanidad para que aprendiera de Ella de su humildad, de su silencio espiritual, de su obediencia al Altísimo, de su profundidad existencial...
Abrázanos con tu pecho en espíritu Virgen María, queremos sentir el tierno calor de tu ser en nuestro camino hacia el Padre eterno...
"Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús." Amén!
Duinka Leal
No hay comentarios:
Publicar un comentario