" Alégrese el corazón
de los que buscan a Jehová. "
Salmo 105: 3
" Oh vosotros,
descendencia de Abraham su siervo..."
Salmo 105: 6
Mediante una exhortación a realizar alabanzas a través de cantos, salmos o comunicar la grandeza de su santo nombre, el salmista nos lleva a evocar las hazañas extraordinarias llevadas a cabo por el Dios de Abraham, Isaac y Jacob a favor de su pueblo.
Un bello salmo con emblemático contenido histórico que nos recuerda el juramento de Jehová con Abraham. En esa época, denominada por estudiosos " el tiempo de los patriarcas " , Israel era un conglomerado de grupos tribales nómadas quienes se trasladaban con sus rebaños por los territorios de Mesopotamia, Siria y Canaán, llegando hasta Egipto.
Para que no continuaran siendo familias errantes, Dios pide a este fiel adorador que abandone Ur hacia el lugar que El le mostrará; una sagrada tierra de la cual mana leche y miel, en donde será Padre de multitudes: el hogar definitivo, es decir, una demarcación territorial propia derivada de Canaán, actual Palestina.
Abraham establece su alianza con Jehová, parte a la patria destinada por el Padre en cuyas razas serán todas bendecidas y su influencia expansiva a todo el mundo: "Sacó a su pueblo con gozo, con júbilo a sus escogidos. Les dio las tierras de las naciones, y las labores de los pueblos heredaron, para que guardasen sus estatutos, y cumpliesen sus leyes" (Salmo 105: 43 - 45).
Desde la bendita inspiración que lo conduce a la tierra prometida, el camino del Patriarca se sustenta de ese aliento de vida que produce una benigna cosecha de buena voluntad.
Duinka Leal
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