La felicidad es un derecho que tenemos todos. Cada ser humano guarda en su corazón ese anhelo de afecto, de aceptación para vivir en ese estado emocional de ser contento bien querido, al modo de los seres especiales.
Fuimos creados por Dios para expandir la alegría de ser parte de su Creación. El nos quiere ver dichosos porque El es amor, y la expresión del amor es la felicidad de quienes queremos.
Seamos más proclives a la expansión de la dicha que del sufrimiento. Todos merecemos el abrazo del cariño genuino, sincero, profundo, ante todos. Todos tenemos un niño interno.
Como cada persona posee su idiosincrasia define por sí misma su propio concepto de ser feliz, entonces nos queda trazarnos el límite del respeto mutuo que se debe tener para que cada quien ejerza su derecho de alegrarse el alma atendiendo a su criterio personal de felicidad.
¡Te deseo toda la felicidad del mundo!
Duinka Leal
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