"No se acordaron de su mano, del día que los redimió de la angustia; cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo del Zoán"
Salmo 78: 42 - 43
Dando continuidad a la comprensión de este salmo es preciso considerar a el "Shaddai" o el "Todopoderoso", y su insoslayable vinculación ante los procesos de olvido y evocación humana, ya que es un Ser muy sensible al hecho de estar presente en nuestra memoria y cómo lo está.
La acción de recordar al Señor debe adecuarse a los modos de asimilación de experiencias pasadas que le agradan a El. Con frecuencia nos acordamos de Dios en momentos de necesidad, aflicción, sorpresa o pesar. Luego al ver superada la circunstancia volvemos a ser los mismos. Eso lo hace la persona promedio mas no el hijo fiel.
El Padre celestial desea que hagamos de la rememoración de sus anteriores bendiciones un perfecto anclaje interior que nos conduzca a ser mejores, a estar más próximos, a quedar con la mano sujeta a El para siempre. No se trata de superar necesidades con su ayuda sino de algo muy superior, ser su familia espiritual en todas las circunstancias de nuestras vidas.
Otro aspecto referente a este punto es el olvido. No tenemos derecho a olvidar lo que el Milagroso ha hecho por nosotros porque podemos ser objeto de una severa sanción moral de Su parte debido a nuestra falta de objetividad e ingratitud: "cuando vino sobre ellos el furor de Dios, e hizo morir a los más robustos de ellos, y derribó a los escogidos de Israel. Con todo esto, pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas. Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación" (Salmo 78: 31 - 33).
A esto también el salmista se refiere a lo que el Altísimo le hizo vivir al pueblo egipcio con el fin de producir la liberación de su nación. Se refiere a las plagas enviadas desde lo alto. El gran dolor causado a los adversarios de su población tampoco hay la posibilidad de pasarlo al olvido. El Santo de Israel demanda de nosotros activar una memoria histórica correcta.
Por lo tanto, debemos tener bien presente todo lo que el Bienaventurado crea en nuestras existencias para hacernos felices, a objeto de estar por lo que El desea que seamos o hagamos. Estamos obligados a hacerle una reverencia de gratitud por aquello que ha acontecido a nuestro favor. El no está a nuestros servicios sino nosotros a los suyos. Su proceder puede ser muy severo con los individuos que no activan correctamente los internos procesos de olvido y evocación; o quienes puro lo utilizan. Indudablemente, es parte esencial en nuestra historia personal y así debemos reconocerlo diariamente ante El mismo.
Duinka Leal
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