miércoles, 1 de septiembre de 2021

Defendiendo sus derechos a la libertad religiosa


 

La religión es esencial durante la niñez










  

  Adorar a Dios representa una de las necesidades fundamentales del hombre. Las personas necesitan vínculos en espíritu con su Creador, por ello a través de la disciplina religiosa establecen el comportamiento devocional propio para la comprensión de las sagradas escrituras, Acción de Gracias o adoración, lo que da sentido a sus existencias.

  En los niños el cultivo de la fe en cualquiera de las religiones sea la judaica, cristiana o musulmana, entre otras, es aún más necesario. Los infantes requieren durante la formación de sus personalidades la adquisición de principios pertinentes a la religiosidad a objeto de que en todas las etapas de desarrollo puedan responder a las experiencias con valores firmes, afrontándolas desde un nivel superior. Justamente, la profundidad derivada a partir de la creencia en la Divinidad contribuye en buena medida al estímulo de la inteligencia intrapersonal, la cual favorece valiosos procesos internos como la reflexión, el conocimiento de sí mismo y la alta espiritualidad, bases de todo gran ser humano.

  Amparados por la ley para que sigan la senda del bien

Los niños deben conocer a su Dios

 Favorablemente, ya es todo un beneficio legal establecido en normas, códigos, protocolos internacionales que los pequeños puedan disfrutar de sus derechos religiosos. Según la Convención sobre los Derechos del Niño creada en 1989 y entrada en vigor en 1990, todo menor puede sin distinción de raza recibir la educación religiosa que corresponde a su civilización.

 En consecuencia, con miras a que los niñitos puedan crecer en un ambiente propicio al fomento de las virtudes espirituales inculcadas desde la fe como la paz, el amor, el perdón, la solidaridad, la tolerancia y la justicia, deben tener una protección especial que es la proporcionada por el Estado, promotor de todas las iniciativas institucionales destinadas a tales fines.

  Gracias a la religión los niños adquieren conciencia moral de lo que es bueno y lo que es malo; el temor a Dios; los nobles principios que nos guían a lo largo de la vida que se aprenden visitando con regularidad las iglesias, los salones, las casas de oración o los distintos espacios creados para conocer los textos sagrados. En los territorios afectados por situación de guerra o conflictos armados, aunque las posibilidades que los inocentes puedan acudir a los lugares seleccionados para recibir su instrucción religiosa están muy restringidas, se puede optar por recursos alternativos que la hagan posible como por ejemplo cortas visitas en el hogar, o programas de radio dedicados a impartir estas enseñanzas.

  Actos de amor, promesas de fe

  En el Cristianismo, los niños son considerados seres muy especiales: " Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de ellos es el reino de los cielos. " (Mateo 19: 14). Representan la pureza, la humildad, la genuina buena intención en la dulce mirada de la candidez infantil. Igualmente significan el primero llamado a servir ante la presencia del Padre Celestial: " Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos, y tomándolos en sus brazos, les dijo: el que reciba en mi nombre a un niño como este me recibe a mí; y el que a mí me recibe no me recibe a mí sino al que me envió" (Marcos 9: 36 - 37). 

La religiosidad moldea el alma de cada menor
  Con toda razón, la religiosidad infantil se inicia por lo regular desde el hogar materno. Allí se presenta la Biblia como texto sagrado y se aprende el Padrenuestro al igual que la oración del Angel de la Guarda, entre las principales. Luego se afianza en la escolaridad. Existen escuelas privadas pertenecientes a las diferentes ramas del Cristianismo, y las del Estado que los reciben a todos por igual. En el ámbito comunitario los pequeños acuden de forma interdiaria a sus catequesis y durante los fines de semana, casi siempre los domingos, van a misa, a la escuela dominical, al culto evangélico o al Salón del Reino. Indefectiblemente Dios siempre ocupa su lugar de atención en el corazón de cada uno de estos angelitos.

  Acerca del Judaísmo, los descendientes de los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob poseen en su libro sagrado la Torah el fundamento de su creencia, conjuntamente con la Mishná y el Talmud. Son las fuentes inspiradoras de amor a la Ley de Jehová, su servicio y reverencia. En estas veneradas escrituras el pueblo de Israel encuentra sabiduría para su transformación, purificación y corrección. Desde la antigüedad, de generación en generación, de mayores a menores se han transmitido sus enseñanzas considerando los niños un " papel blanco ", más accesibles a ser receptivos a los mensajes emitidos por sus rabinos dada a su natural capacidad de recibir con mayor fluidez toda información.

  La llamada enseñanza rabínica, cuyo origen se remonta al Antiguo Israel es como un manantial de luz que encuentra en la infancia el ciclo favorable para hacer de esos seres hombres y mujeres íntegros, amantes de la verdad, inclinados a lo honorable, merecedores del amor misericordioso del Señor. A fin de hacer extensiva socialmente esta formación, el Estado judío impone el aprendizaje de la Torah en las escuelas elementales oficiales. Asimismo, en las sinagogas se generan experiencias significativas dirigidas especialmente para que los niños por medio de lecturas comentadas o actos culturales religiosos con cánticos de salmos amen al Altísimo, disfrutando el derecho a recibir su religión.

La fe se fomenta a temprana edad
En cuanto al Islamismo, el poder adquirir la educación musulmana con el propósito de formar su identidad islámica es asumido como un derecho espiritual de todos sus niños el cual debe comenzar desde la familia. La adoración al Dios Alá mediante el conocimiento del Corán y Sunna sostiene que durante la niñez se hace más eficaz la adquisición de su instrucción, en particular antes de la edad de siete años. En este importante lapso de sus vidas los inocentes inician las oraciones, ayunos, recitaciones del Corán y los dichos del Profeta. El Islam persigue crear en estos inocentes bellas almas caracterizadas por la obediencia al Misericordioso, el amor fraternal, el respeto, la cultura, los buenos modales, la benevolencia, la afabilidad, la paciencia, la compasión y el perdón.

  En torno al aspecto comunitario, el fervor hacia el Exaltado pretende primeramente que los devotos se aferren únicamente a El para que tan solo desde su misericordia el Señor Alá les responda. Entonces la mezquita se convierte en el centro común para compartir la disciplina religiosa musulmana, como por ejemplo cuando sus hijos deben aprender correctamente la sagrada oración del viernes denominada Yumu'ah, todo con delicadeza sin forzar su proceso de aprendizaje, logrando desarrollar una relación afectuosa y respetuosa con sus guías espirituales. El Islam también se imparte en distintos planteles públicos o privados, dependiendo de su ubicación territorial. Allí en todo momento a los infantes se les motiva a que adoren a su amado Omnisciente por medio de la lectura, el canto o la música y les agraden las buenas compañías para que sean en el futuro buenos ciudadanos en sus comunidades.

  A decir verdad, garantizar que los más pequeños puedan vivir una grata experiencia religiosa como parte de sus derechos esenciales es una labor en la cual  la sociedad en pleno está involucrada. Felizmente, el mérito será haber construido en ellos raíces consistentes en la fe, lo que será un sólido atributo de sus personalidades. Defendamos con amplio respaldo las condiciones para lograrlo con éxito.

Duinka Leal

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Referencias:

* Fondo de Naciones Unidas para la Infancia UNICEF: Convención sobre los Derechos del Niño. Entrada en vigor en el año 1990.

** CUBILLO L., Alberto: La Educación en el Talmud. Período de elaboración del Talmud. Doc., pdf.

*** RIDHA, Mahmoud: Pautas para la crianza de los niños. Traducción al español por Wajidah Lara y revisión de Isa García. Publicaciones Darussalam. Doc., es_Rice_children.pdf.


 

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